El Feng Shui es una filosofía de origen chino que se basa en mantener un equilibrio en la energía vital o «chi». Si bien en su origen hace 3500 años, a pesar de también basarse en esto, se basaba en otros elementos como la naturaleza y los astros, actualmente se usa para mantener un orden particular en los lugares más cercanos a nosotros. Esto suele aplicar a nuestro hogar, pero también se puede tener en cuenta para lugares de ocio y trabajo que frecuentemos. El Feng Shui sostiene que el espacio a nuestro alrededor nos puede llegar a afectar tanto como nuestras acciones o pensamientos, y por tanto debemos seguir una serie de normas para mantener en este la mayor cantidad de «energía positiva» posible. El momento idóneo para comenzar a poner esta filosofía a prueba, es tras una mudanza, pues estamos entrando en un terreno completamente nuevo y desconocido, perfecto para moldearlo y proporcionarle esta energía positiva desde el inicio. Una vez iniciada la mudanza, estos son los pasos a tener en cuenta:
– Desechar lo que no se utiliza. A menudo nos puede pasar que llenamos nuestro entorno de cosas que realmente no llegamos a utilizar prácticamente nunca. Prendas de ropa que guardamos para ocasiones particulares que nunca llegan, muebles que ocupan espacio pero no les sacamos ningún tipo de provecho, un flexo que no necesitamos usar porque la habitación ya tiene una buena iluminación… Para algunas personas estos ejemplos habrán sonado muy específicos, pero esto es porque esta clase de cosas pueden tomar cualquier forma imaginable según la persona. Lo que el Feng Shui recomienda es identificar estos elementos y deshacerse de ellos, puesto que acumulan energía negativa, asegúrese de hacerlo al inicio de la mudanza.
– Conservar aquello con valor sentimental. Específicamente, objetos que guarden un valor sentimental POSITIVO, ya que hay algunos que pueden guardar justo lo opuesto y proporcionar energía negativa. Este paso puede ser algo difícil de equilibrar con el anterior, puesto que objetos así suelen no ser utilizados, y entonces se suele dar el caso de que, al mismo tiempo, tienen valor emocional y no aportan nada. Lo que hay que hacer es poner estos dos aspectos como extremos de una balanza, y considerar cuándo el valor emocional de cada cosa pasa cierto límite para que compense su inutilidad, o al contrario.
– Empacar todo aquello que haya pasado los puntos anteriores, de la forma más ordenada posible. Lo más recomendado es proteger especialmente las cajas con contenido frágil, y etiquetarlo todo de la forma más precisa posible.
– Colocarlo todo en la nueva vivienda. Si todos los anteriores pasos se han seguido correctamente, no debería de haber mucho problema a la hora de desempacar todo y encontrar un sitio para cada cosa. También existe la recomendación de, tanto en el lugar previo a la mudanza como en el nuevo, se haga una limpieza espiritual quemando incienso para que la energía dejada por sus anteriores habitantes desaparezca y esté listo para un nuevo comienzo.
El Feng Shui es una filosofía que, no lo negaremos, puede llegar a ser compleja y algo confusa de entender, pero, si se planea realizar una mudanza, puede llegar a merecer bastante la pena darle una oportunidad.
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