Las mudanzas son algo relativamente común de hacer hoy en día, pues hay una gran variedad de motivos por los que se pueden llegar a dar, la mayoría de veces relacionados al trabajo. Para una persona adulta las mudanzas no suelen ser un proceso tan difícil, pero en el caso de los niños puede ser un evento que les impacte de una forma u otra. Por ello, en este post hablaremos de varios métodos para hacerles este cambio de vida más llevadero.
Explorar de antemano el nuevo entorno
Antes de iniciar la propia mudanza, es conveniente llevar a los niños de visita a la zona donde vivirán en el futuro. Esto aplica principalmente a la nueva vivienda, pero también hay que tener en cuenta la zona en general, por ejemplo, llevándoles a dar una vuelta por los alrededores. También, en caso de ser mudanzas a mayor escala que implique un cambio de localidad, es recomendable preparar una visita a la nueva escuela, para que los niños conozcan tanto las propias instalaciones como a sus posibles compañeros y profesorado.
Hacerles formar parte de la mudanza
Una buena forma de que no perciban una mudanza de forma negativa, es darles participación en esta de maneras amenas y entretenidas. Por ejemplo, el proceso de empaquetado. Se le puede dar la tarea a los niños de decorar las cajas para distinguir su contenido, o preparar una o más cajas personalizadas donde se encuentren sus juguetes y posesiones más queridas para tenerla a mano fácilmente al llegar a un nuevo hogar. También se les puede dar libertad para elegir la decoración de su nuevo cuarto, de esta forma se sentirán mucho más cómodos con ella al asentarse.
Ayudarles con sus emociones y pensamientos
Independientemente de lo que se haga, lo más seguro es que la mayoría de niños van a tener una serie de sentimientos encontrados al realizar una mudanza. No es algo que simplemente desaparezca con seguir estos consejos, pero pueden ayudar a mitigarlos. La forma más directa para prepararlos en este sentido, es hablar con ellos, para tener en cuenta sus inseguridades y pensamientos al respecto, así como hacer que sientan cierto apoyo emocional. En casos más extremos, es posible que sea necesaria ayuda profesional, quizás de un psicólogo.
Mantener vínculos con el pasado
Que una mudanza sea sinónimo de cambio no significa que se deba ignorar toda la vida anterior. En el caso de los niños, puede ser beneficioso darles la oportunidad de despedirse de toda la gente importante para ellos, como amigos, vecinos o conocidos. Incluso, alguno de estos vínculos pueden ser conservados a distancia, con videollamadas, o con quedadas de vez en cuando. También puede ser una buena idea que organicen una serie de recuerdos, por ejemplo, mediante un álbum.
Cada niño es un mundo, y por tanto hay que tener en cuenta que una mudanza puede ser más fácil de llevar para uno que para otro. Por ello, siempre es recomendable poner estos u otros consejos en práctica, y que este proceso pueda ser superado de la mejor forma posible.
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